La dirección del Partido Comunista en Rivas me pide que escriba una despedida al camarada Julio Anguita. Nos llega la noticia de su fallecimiento en un momento duro, en mitad de una crisis sanitaria sin precedentes que nos obliga al confinamiento, sin la cercanía social que caracteriza a nuestro pueblo y por tanto sin poder hacer algo tan básico como poder juntarnos la militancia y simpatizantes de las organizaciones de Julio para realizar una despedida colectiva.
No es justo. Nunca es justo cuando se marchan los mejores. No será justo jamás que se marchen aquellas personas que han dedicado su vida a la lucha por la justicia social. Y no es justo porque aún era pronto, con 78 años aún mostraba la gran lucidez que había tenido en el pasado.
Primero fue Alcalde de Córdoba como candidato del PCE, siendo apodado “Califa Rojo” por los medios de comunicación tras su segunda victoria en la alcaldía, esta vez por mayoría absoluta. Fue candidato a la Junta Andalucía por IU y posteriormente elegido Secretario General del Partido Comunista de España, y al año Coordinador General de IU.
Julio ha sido referente político para muchas personas, no por casualidad. En mi caso empecé a leer los periódicos de adolescente en la época en que era líder de IU. En aquella época en donde se adelantó siempre a lo que vino después.
Su crítica al Tratado de Maastricht que le llevó a pelearse con adversarios políticos y compañeros de organización que se habían dejado engañar con las promesas un proyecto europeo que se ha demostrado antisocial y en contra de los intereses de los distintos pueblos de Europa. Parece que necesitamos varias crisis para entender que el Euro, que la troika y la UE son herramientas al servicio de los poderosos.
Aquel mitin de 1996 en la Fiesta del PCE en donde marcó nuestro alejamiento con el pacto constitucional de 1978, al haber sido roto por “los poderes económicos, fuerzas políticas, grupos sociales y colectivos enquistados en los aparatos del Estado, que con prácticas anticonstitucionales vienen vaciando el contenido el Estado Social y Democrático de Derecho”. Nuevamente se adelantó 15 años a las grandes movilizaciones que llevaron a que un 15-M, el pueblo, se replanteara el sistema político español y reclamara de forma amplia la necesidad de nuevos consensos políticos, tras haberse demostrado que este régimen no nos permitía tener una vida que mereciera ser vivida.
Pero también demostró una vez dejada las responsabilidades políticas su rapidez intelectual para entender los momentos políticos. Esa continuidad de pensamiento del PCE de José Díaz y Pasionaria que defendieron la unidad como elemento fundamental para avanzar caracterizó a Julio Anguita. Su defensa de alianzas amplias bajo su famoso “programa, programa, programa” era un llamamiento a alejarnos de sectarismos, a no poner las siglas por encima de los intereses de clase. Primero fue Izquierda Unida ese proyecto amplio y posteriormente la necesidad de construir Unidas Podemos, no como una marca electoral sino como un proyecto que debemos construir desde abajo. Porque las comunistas tenemos nuestras siglas, pero las hemos puesto y las ponemos al servicio de nuestra clase y nuestro pueblo en cada momento de necesidad.
Maestro de escuela, siempre demostró la importancia de saber argumentar, huir del marketing que nos impone titulares descontextualizados. Poniendo en mayúsculas las palabras política e historia. No es de extrañar que en el día de hoy nos encontremos muchas personas llorando, o sufriendo porque creíamos que iba a conseguir salir de nuevo adelante, incluso personas alejadas ideológicamente reconociendo su capacidad y honestidad que por desgracia las elecciones jamás le pusieron donde le correspondía.
Todo esto nunca fue perdonado por los poderosos y tuvo que aguantar a toda la maquinaria mediática durante años intentar acabar con él. Se inventaron la famosa “pinza”, que años después, con la tranquilidad del paso del tiempo, pudo demostrar en multitud de ocasiones la falsedad de dicha campaña, pudiendo mostrar los ofrecimientos que realizó al todopoderoso PSOE de Felipe González para gobernar con un programa de izquierdas mientras este articulaba dicha campaña a la vez que pactaba con las derechas periféricas. Tal vez fue el primer gran bulo de masas.
En cualquier caso su muerte demuestra que en tiempos donde la política se escribe con minúscula, en donde no se aprecian los argumentos contextualizados y se intenta primar titulares sin contenido y los bulos como arma política, formas como las suyas son las que siempre quedarán en el recuerdo del pueblo.
Hoy nos sentimos huérfanas, pero incluso las personas de esa generación que no pudimos votarte (en mi caso por dos motivos, tanto porque en el 2000 estaba a pocos meses de los 18 años y porque por desgracia en ese año te apartó un ataque al corazón de la campaña) siempre vamos a sentir que hacen falta políticos como tú; políticos honestos que no cogen puertas giratorias y vuelven a sus trabajos como el instituto al que volviste a dar clase; que renuncian a su complemento de pensión por ser diputado,… siempre habrá personas que intentaremos coger la bandera de tu ejemplo.
Raúl Martínez Fernández
Militante comunista